23. Jorge

                                                                           

 

                                                                   Jorge       (2)

 

           El médico examinó detenidamente el resultado de los análisis. Cuando terminó, los dejó sobre la mesa, se recostó en el sillón y se dirigió a Jorge.

            -Esto confirma lo que pensaba en un principio. A usted no le ocurre nada…. ¿comprende..?.  Así es que no se preocupe y haga su vida normal.

            -¿Entonces…?

            -Mire,-le interrumpió-, la mente tiene un gran poder sobre el organismo y estoy convencido de que todo es producto de su imaginación… Los resultados de las pruebas que le he mandado son excelentes.., sin duda dentro de algún tiempo se le pasará…Se va a tomar- y empezó a escribir en una receta- esto… Es un complejo vitamínico…, y sobre todo, procure pasear y distraerse….

            Jorge cogió la receta que el médico le tendía y se levantó de la silla.

            -Muchas gracias, doctor, y.. adiós.

            Cuando salió a la calle anochecía. Busco una farmacia y, sin mucho convencimiento, compró  la medicina. Era el cuarto médico que visitaba y todos habían coincidido en lo mismo,.. su estado de salud era perfecto.

            Entonces-pensaba-,¿porqué aquel cansancio?. Era cierto que no había perdido la alegría, incluso sentía una gran paz interior, pero es que el mero hecho de poner los pies en el suelo, cada mañana, le suponía un gran esfuerzo y cuando llegaba a casa a las tres y media de la tarde, lo único que le apetecía era sentarse en un sillón y dormir.

            Le había contado a su mujer lo que el creía que era el motivo de su tremendo cansancio; y Lola, después de escucharle pacientemente, le había contestado entre carcajadas…”Pero si te he observado por las noches…, y duermes como un bebé feliz.., incluso sonríes y todo…” Después llevándose un dedo a la sien, apuntando la posibilidad de que estuviera loco, había dado por terminada la conversación.

            Haciendo estas reflexiones, llegó a su casa arrastrando los pies…

            -¡Hola Jorge, ¿eres tú?..

            -Si, Lola

            -¿Qué te ha dicho el médico?

            -Nada, lo de siempre, que mi salud es perfecta y que debe ser algo psicológico.. Me ha mandado…

            -¡Vitaminas!, ¿a que sí?

            -Eso mismo.

            -Bueno, pues entonces no te preocupes. Anda, ayúdame a poner la mesa que vamos a cenar.¿Tienes hambre?...

            -Si, de cama. Lola, perdona que no te ayude, pero estoy hecho polvo.., si no te importa te espero sentado en un sillón del comedor.

            No es posible que esté tan cansado-pensaba-.¡Pero, si anoche, igual que todas las noches, me metí en la cama a las diez!, y me levanto a las siete y media…¡Son nueve horas!  y, además duermo bien…

            Cuando llegó su mujer con la cena, tuvo que despertarlo. Andaba adormilado con el “soniquete” de la televisión. Después, sin apenas probar bocado, dijo que se iba a la cama…

                                   ……………………………………………………

 

            Por la mañana, de camino al banco, iba dándole vueltas a lo mismo… El trabajo es cómodo-se decía-. Algunos nervios, sobre todo cuando se juntaba mucha cola delante de la ventanilla y los clientes miraban impacientes el reloj, pero vamos… tampoco es para tanto, y además por la tarde no trabajo…

            Pasó la mañana bostezando. A medio día, cuando llegó a casa, comió y después de un pestañeo en el sillón, salió con su mujer a dar una vuelta por la ciudad, a ver escaparates. Volvió roto y después de cenar se acostó. Buscaba la cama como un naufrago su tabla.

            Durmió, durante toda la noche, de un tirón y por la mañana cuando se levantó y se metió en el cuarto de baño para asearse y marcharse a la oficina, lo comprendió todo….

            El sueño, de nuevo se había repetido. Había soñado que era capaz de volar. La sensación era algo indescriptible… remontaba el vuelo y sentía el aire fresco en la cara…, luego planeando  bajaba hasta pararse en el pico del tejado y desde allí, suavemente …., al suelo.

            Esta vez, en su sueño. Incluso había enseñado a volar a la gente. Habían venido periodistas que insistían en que eso de volar era imposible.. y el, pacientemente, se lo había  explicado y demostrado.

            -Por favor, ¿podría hacerme una demostración?

            -Si,.. miren.., es muy sencillo. Solamente hay que echar a andar..¿ven?.., luego cogen un poco de “carrerilla”, y hacen así con los brazos, y cuando noten una pequeña resistencia en el pecho y que el corazón late un poquito más aprisa.., se dejan llevar y ..¡ levantan el vuelo !.. ¿ven que fácil?...

            …Y pasaba por encima de los árboles, y veía las casas debajo.., y salía al campo, y se cruzaba con una bandada de patos….

            -¡Eh, ustedes, los de allá abajo!...¿Ven que fácil es?. Recuerden- y les gritaba- Una pequeña resistencia en el pecho y cuando el corazón lata un poquito mas aprisa… entonces…..¡¡¡Arriba!!!

            …¡Así, así ! –insistía- ¿Ve usted como no era tan difícil?...

            -Es verdad,- gritaba un periodista que había conseguido levantar los pies del suelo y se acercaba peligrosamente al anuncio luminoso de una peluquería, en una segunda planta.

            -¡ Tenga cuidado! – le había voceado a otro que, mas habilidoso que su colega, volaba por allí.., a mas de doscientos metros de altura….- ¡Que por ahí anda la bandada!

 

                                   ……………………………………………………

 

            A la mañana siguiente, cansado como siempre, se levanto de la cama y a duras penas, arrastrando los pies, llegó como pudo al cuarto de baño. Al mirarse en el espejo abrió unos ojos como platos...Entre su ensortijada barba, una pluma de ánade real, azul brillante y otra marrón, sin duda del pecho del animal.., eran la prueba…

            Y se rió a carcajadas imaginando cuántas no habría en el pelo, largo y negro del periodista novato.., y como estaría el pobre, después de toda una noche volando,… ¡¡¡y sin estar entrenado….!!!

 

 

 

© isidromartínezpalazón. Febrero 1996

http://www.isidromartinez.com/