- Bendito sea tu vientre, hermosa mía,
- que parió dos hijas fuertes, como palomas bravías.
- Que buscan en esta tierra agua y comida, pero mirando al cielo,
- porque saben que este sueño empezó allí un día y allí han de volver.
- Con paciencia y con amor y mucha sabiduría
- tu sembraste esperanza en sus almas de niñas .
- Y tu simiente y los años hicieron maravillas;
- lo sé porque hoy te veo en sus ojos y en sus vidas-.
- Tienen tus mismas virtudes y algún defectillo mío.
- Recuerdo solo lo bueno, ya sabes que de lo demás me olvido
- Y le doy gracias a Dios por el regalo que ha sido ser su padre en la
- tierra y tu marido
- Junio 2012