- Gracias por tus caricias y tus besos;
- porque has hecho realidad cuanto soñé
- - cantaba con voz dulce en el escenario
- de aquel club, la otra noche, una mujer-
- Y no sé qué me pasó,
- que con un nudo en la garganta,
- sin poderlo remediar, lloré.
- No sé porqué
- últimamente me pasa cada dos por tres.
- Aún guarda mi retina la fotografía
- del otro día al salir del bar.
- Un joven que pasa me mira,
- dice algo que no entiendo, sonríe y se va.
- Y esta vez se bien lo que pasó
- y cuando lo recuerdo me da un vuelco el corazón.
- ¡Juro que es verdad!, aquel tipo era yo 30 años atrás.
- Y es que el alma, la cabeza y los sentidos
- - deben ser cosas de la edad-
- se divierten jugando conmigo,
- mezclando hoy y ayer sin piedad.
- Deben ser las malas compañías,
- la tristeza y la soledad.
Deben ser cosas de la edad.
- Una palabra, un olor, una melodía
- me emociona y me hace llorar;
- me roba la paz y la alegría.
- Deben ser cosas de la edad.
Abril de 2015