- Me quejo algunas veces de las heridas.
- Esas de la vida que no rompen la piel.
- De las que no se curan con mercromina
- y dejan cicatrices que no se ven.
- No espero ese mañana que nunca llega,
- ni añoro el pasado, que ya pasó.
- Nunca seré el que soy ni soy el que era;
- esta sala de espera tiene un reloj
- Me gusta el olor de la hierba buena
- y pescar en el mar al amanecer,
- una noche de agosto llena de estrellas
- y los ojos pardos de mi mujer.,
- ¡Ahora!. Ni luego, ni mañana, ni pasado. ¡No!
- ¡Lo quiero ahora!.
- Mis cuentas con Dios son cosa mía,
- las llevamos al día entre Él y yo.
- Están a su favor y aún me fía.
- El diablo ya predica en televisión.
- No creo en religiosos ni gobernantes,
- feroces traficantes de la ilusión,
- a quien no les importa ni yo ni nadie
- y venden humo y aire al por mayor.
- Me quejo muchas veces de las heridas
- abiertas y podridas de la humanidad.
- Esas que curan con mercromina los cirujanos de Satanás.
- ¡Ahora! Ni luego, ni mañana, ni pasado ¡No!
- ¡Lo quiero ¡ahora!..
Febrero 2004.